El anaglifo es un micropoema inventado, a modo de divertimento o juego de palabras, por un grupo de artistas y escritores de la Generación del 27
, que coincidieron en la Residencia de Estudiantes de Madrid.
Los anaglifos tenían cuatro versos, de los cuales los dos primeros eran un sustantivo que se repetía, el tercer verso siempre era «la gallina«, y el cuarto otro sustantivo que no tenía nada que ver con los anteriores.
Más tarde, García Lorca cambió la estructura y determinó que el último verso fuese una frase o expresión que tampoco tuviese sentido con lo anterior. Un anaglifo lorquiano que ha llegado hasta nuestros días es:
Guillermo de la Torre,
Guillermo de la Torre,
la gallina
y por ahí debe andar algún enjambre.
Aquí van los que vosotros habéis escrito:
El huevo
el huevo
la gallina
se cansó de jugar.
de Adrián Herrero
Efímera
efímera
La gallina
por la calle camina.
de Mireya Galindo
Turuleta
turuleta
la gallina
quedó pataleta.
de Ángela Granados
Hombreriega
hombreriega
la gallina
se cansó de que jugaras con ella.
de Nacho Varo
Pluma
pluma
la gallina
desplumaba ternura.
de Paula Benítez
La puerta
la puerta
la gallina
está hambrienta.
de Judith Casado
Rueda
rueda
la gallina
mareaba ternura.
de Carmen Moreno
Guillermo de la Torre,
la gallina
y por ahí debe andar algún enjambre.
Aquí van los que vosotros habéis escrito:
El huevo
el huevo
la gallina
se cansó de jugar.
de Adrián Herrero
Efímera
efímera
La gallina
por la calle camina.
de Mireya Galindo
Turuleta
turuleta
la gallina
quedó pataleta.
de Ángela Granados
Hombreriega
hombreriega
la gallina
se cansó de que jugaras con ella.
de Nacho Varo
Pluma
pluma
la gallina
desplumaba ternura.
de Paula Benítez
La puerta
la puerta
la gallina
está hambrienta.
de Judith Casado
Rueda
rueda
la gallina
mareaba ternura.
de Carmen Moreno
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